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SAGRADO CORAZON
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Me permito recordarte que el próximo viernes, primero de julio, es primer viernes de mes, dedicado a desagraviar al Sagrado Corazón de Jesús. Que el Señor sea tu salvación y Maria tu Madre. Oremos juntos.
Promesas del Corazón de Jesús
Todo devoto del Sagrado Corazón de Jesús habrá oído hablar de las 12 principales promesas que Jesús había dado por medio de Santa Margarita María Alacoque, la privilegiada confidente de su Corazón a los que practicaran y propagaran dicha devoción. En estas páginas ofrecemos un breve comentario de estas promesas. Aunque el motivo principal de nuestra devoción no debe ser hacerse acreedores a las promesas ligadas a ella, sin embargo si el mismo Jesús quiso darnos un aliciente con sus promesas, podemos legítima y provechosamente apoyarnos también en ellas para fortalecer nuestra débil voluntad para todo lo que es el servicio de Dios. 01.- Les daré las gracias que necesitan en su estado. 02.- Pondré paz en sus familias. 03.- Los consolaré en todas sus aflicciones. 04.- Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte. 05.- Bendeciré abundantemente sus empresas. 06.- Los pecadores hallarán en Mi un océano sin límites de misericordia. 07.- Los tibios se harán fervorosos. 08.- Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección. 09.- Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada. 10.- Daré a los sacerdotes el poder de conmover a los corazones más endurecidos. 11.- Las personas que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en mi Corazón y nadie los borrará de él. 12.- Yo te prometo en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que su amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren el primer viernes de cada mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final; no morirán privados de mi favor ni sin recibir los Sacramentos, y mi Corazón será su seguro refugio en esa última hora.
Para ganar esta gracia debemos:
.- Recibir sin interrupción la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes consecutivos. .- Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final. .- Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
ACTO DE DESAGRAVIO AL SAGRADO CORAZON DE JESÚS ¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
De Su Santidad el Papa Pio XI (1922-1939)
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confio
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ESPECIAL SAGRADO CORAZON DE JESUS
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Mi Sagrado Corazón es un abismo infinito.
Mi Sagrado Corazón es el océano divino de las almas.
Mi Sagrado Corazón es el alivio de todas las cargas.
Mi Sagrado Corazón es barca de salvación.
Mi Sagrado Corazón es puerto seguro en las tempestades.
Mi Sagrado Corazón es lugar de retiro y refugio.
Mi Sagrado Corazón es hogar espiritual de las almas.
Mi Sagrado Corazón es moneda inestimable para negociar la salvación.
Mi Sagrado Corazón es escuela de perfección.
Mi Sagrado Corazón es luz en las tinieblas.
Mi Sagrado Corazón es el sol de las almas.
Mi Sagrado Corazón es el medianero entre Dios y los hombres.
Mi Sagrado Corazón es fuente de agua viva que aplaca la sed de todos los hombres.
Mi Sagrado Corazón es medio para toda clase de gracias.
Mi Sagrado Corazón es horno ardiente de caridad divina.
Mi Sagrado Corazón es asilo y refugio de los pecadores.
Mi Sagrado Corazón es remedio para todos los males.
Mi Sagrado Corazón es árbol con toda clase de frutos para alimentar a las almas.
Mi Sagrado Corazón es el guardián de sus amigos.
Mi Sagrado Corazón es el gozo de mis apóstoles.
Mi Sagrado Corazón es la herencia eterna.
Mi Sagrado Corazón es el perfecto altar donde ofrecer a Dios todos los sacrificios.
Mi Sagrado Corazón es jardín de delicias.
Mi Sagrado Corazón es el compendio de todas las virtudes.
Mi Sagrado Corazón es el modelo de santidad.
Mi Sagrado Corazón es la dicha delos que me aman.
Mi Sagrado Corazón es la bendición de los que me honran.
Mi Sagrado Corazón es la gloria de mi Padre Eterno.
Mi Sagrado Corazón es consuelo de todas las penas.
Mi Sagrado Corazón es todo amor.
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DUEÑO DE MI VIDA
Dueño de mi vida
vida de mi amor
ábreme la herida
de tu Corazón.
Dueño de mi vida.....
Corazón Divino
dulce cual la miel
Tú eres el Camino
para el alma fiel.
Dueño de mi vida.....
Tú eres la alegría
del que va a vivir
Tú eres el consuelo
del que va a morir.
Dueño de m vida.....
Tú abrasas el hielo
Tú endulzas la hiel
Tú eres el remedio
para el alma infiel.
Dueño de m vida.....
Tú eres la esperanza
del que va a sufrir
Tú eres el refugio
del que acude a Tí.
Dueño de m vida.....
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HIMNO AL CORAZÓN DE JESÚS
Postrado a vuestros pies humildemente
vengo a pediros Dulce Jesús mío,
poderos repetir constantemente
SAGRADO CORAZÓN, EN VOS CONFÍO.
Si la confianza es prueba de ternura
esta prueba de amor daros ansío,
aún cuándo esté sumido en la amargura
SAGRADO CORAZÓN, EN VOS CONFÍO.
En las horas más tristes de mi vida
cuando todos me dejen ¡Jesús mío!,
y el alma esté por penas combatidas
SAGRADO CORAZÓN, EN VOS CONFÍO.
Si el Bautismo hermosea mi alma
yo os prometí ser vuestro y Vos ser mío,
clamaré siempre en tempestad y en calma
SAGRADO CORAZÓN, EN VOS CONFÍO.
Yo siento una confianza de tal suerte
que sin ningún temor ¡oh Dueño mío!,
espero repetir hasta la muerte
SAGRADO CORAZÓN, EN VOS CONFÍO.
Reinad Señor fervientes suplicamos
sea tu amor faro en nuestro camino,
prometisteis reinar y lo esperamos
VENGA TU REINO CORAZÓN DIVINO.
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VEN, CORAZÓN SAGRADO Ven, Corazón Sagrado
de Nuestro Redentor.
Comience ya el Reinado
De tu Divino Amor. (bis)
Ven, tuya es España entera,
tuyo su invicto blasón,
ven y vence,
reina e impera
¡oh Sagrado Corazón! (bis)
Ven, Corazón Sagrado
de Nuestro Redentor.
Comience ya el Reinado
De tu Divino Amor. (bis)
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Acto de Confianza en el Corazón de Jesús
Oh, Corazón de Jesús, Dios y hombre verdadero, refugio de los pecadores y esperanza de los que en Ti confín, tú nos dices amablemente: « Venid a mí», y nos repites las palabras que dijiste al paralítico: «Confía, hijo mío, tus pecados te son perdonados»; y a la mujer enferma: «Confía, hija; tu fe te ha salvado»; y a los apóstoles: «¡Animo!: Soy Yo; no temáis ..»
Animado con estas palabras tuyas, acudo a ti con el corazón lleno de confianza para decirte, sinceramente, y desde lo más íntimo de mi alma: ¡Corazón de Jesús, en Ti confío!
En mis alegrías y tristezas,
¡Corazón de Jesús, en ti confío!
(Se repite después de cada petición...
En mis negocios y empresas,
En las necesidades y problemas de mi familia,
En las tentaciones de¡ demonio,
En las instigaciones de mis propias pasiones,
En las persecuciones de mis enemigos,
En las adversidades y calumnias,
En mis enfermedades y dolores,
En mis fallos y pecados,
En la salvación de mi alma,
Siempre y en toda ocasión,
En vida y en muerte,
En el tiempo y la eternidad,
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La jaculatoria milagrosa
Las jaculatorias son oraciones breves. La palabra proviene del latín, y equivale a «pequeña flecha ». Son, pues, pequeñas flechas de amor que lanzarnos a nuestro Señor. Hay una jaculatoria al Corazón de Jesús que es, popularmente, llamada o considerada como «milagrosa», por la eficacia con que mueve el Corazón del Señor a favor nuestro: Sagrado Corazón de Jesús, ¡en Vos confío! (Otra versión:)
Sagrado Corazón de Jesús, en tu amor confío.
(Otra versión:)
Corazón de Jesús, ¡en Ti confío!.
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La oración de la Iglesia venera y honra al Sagrado Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados”.[1]
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es muy antigua en la Iglesia; sin embargo, fue Santa Margarita María de Alacoque quien la popularizó. Jesús se le apareció durante la octava de la fiesta de Corpus Christi y le dijo:
“Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradoramente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio”.[2]
Nuestro Señor hizo grandes promesas a aquellos que le demuestran su amor y hacen expiación por los pecados propios y ajenos: “Yo prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen los nueve primeros viernes consecutivos la gracia de la perseverancia final: no morirán en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos, haciéndose mi Corazón su asilo seguro en aquella última hora”.[3]
La gran promesa del Sagrado Corazón de Jesús es muy consoladora: la gracia de la perseverancia final y el gozo de encontrar en su Sacratísimo Corazón un refugio seguro de misericordia en nuestra última hora.
Para ganar esta gracia debemos:
Recibir sin interrupción la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes consecutivos.
Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Los pecadores hallarán en mi Corazón un océano de misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús, siempre abierto a los pecadores arrepentidos: os ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestros méritos infinitos y por los de vuestra Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Os suplico, ¡buen Jesús!, inundéis su corazón de un gran dolor de haberos ofendido. Haced que os conozcan y os amen. Dispensadme la gracia de amaros más y más y en todos los instantes de mi vida, para consolaros y reparar la ingratitud de quienes os olvidan. Amén.
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Daré a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los corazones más endurecidos.
Sagrado Corazón de Jesús, que prometisteis inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas aquellas palabras que consuelan, conmueven y conservan los corazones; os ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a Vos, Señor, a los que os han abandonado.
¡Dulce Salvador mío, concededme y ayudadme a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haced, Señor, que emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo al cielo. Amén.
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Jesús mío, os doy...
Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo,
herido por nuestros pecados,
has depositado infinitos tesoros de caridad;
te pedimos que,
al rendirle el homenaje de nuestro amor,
le ofrezcamos una cumplida reparación.
Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.
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